«No es posible ensanchar las aceras y plantar árboles porque reducirías los carriles para movernos en nuestros autos privados«; de seguro has escuchado este reclamo de algún conductor que se niega a caminar, andar en bicicleta o patineta eléctrica para llegar a su destino. El propósito de reducir carriles y plantar vegetación es crear las condiciones adecuadas para que la personas se transporten de una forma diferente.
Es cierto que los autos proveen la flexibilidad de movimiento rápido, especificamente en largas distancias y para personas con capacidades diversas, pero también es cierto que moverse en un automóvil representa un riesgo al medio ambiente. Los autos han tomado el control de nuestros espacios, calles, aceras; convirtiendo la necesidad de cruzar una calle en un acto de valentía por la peligrosidad que representa.
Ahora reflexionemos en la necesidad de los árboles para todos los seres que habitamos el planeta tierra, aún eligiendo transitar en vehículos de motor podemos sopesar sus beneficios:
- Bajan la temperatura
- Filtran los contaminantes
- Proporcionan sombra y refugio ante la lluvia
- Proporciona hogar a las aves
- Proveen frutos de alto valor nutricional
- Proveen oxigeno
Han ante puesto la vida de nuestros árboles, a la comodidad de viajar en auto, que sin darnos cuenta nos separa de la comunidad. En ocasiones trato de ver el rostro de los conductores para sonreirles pero los cristales oscuros me impiden ver sus miradas. Las miradas entre seres nos acercan. La burbuja del automóvil los hace sentir como un ente aparte de la naturaleza, cuando la realidad es que somos parte de ella.
Nos olvidamos de la satisfacción de pararnos bajo la sombra de un árbol porque en el auto viajamos con rapidez. Sin embargo, nos quejamos del calor del sol cuando el aire acondicionado no enfria. No sopesamos en cuánto contaminamos el aire que respiramos mientras conducimos.
Entonces cuando sugieren plantar árboles en las aceras y ensancharlas para que más gente camine a sus destinos ni tan siquiera vemos el beneficio de reducir la congestión de tráfico. Estamos tan acostumbrados a estar atascados que creemos que es normal perder horas en nuestras vías detenidos. Cuando vamos de vacaciones nos sorprendemos de los árboles gigantes, y de escuchar las aves, vivimos tan distraídos que perdemos de perspectiva que las aves cantan en medio del tráfico en la ciudad.
Escucho la gente hablar de cortar árboles sin pensar en el oxigeno que necesitamos para sobrevivir. Algunas personas prefieren tirar cemento en sus patios para no tener que limpiar un jardin, tal vez desconociendo que la tierra permite que la lluvia penetre y las superficies con cemento impiden la percolación. Vivimos presos de nuestros horarios de trabajo y del tiempo que perdemos en llegar a nuestros destinos y buscando la forma más fácil de tener arreglados nuestros hogares interferimos en el ciclo natural. En áreas urbanas la escasez de áreas permeables inducen las inundaciones.
Normalicemos el ruido de la naturaleza, entre más silencio más posibilidad de escuchar nuestros pensamientos y más aprenderemos de nosotros mismos. Aplaude cada vez que hayan medidas para reducir el tráfico, dejemos las vías libres para los más necesitados, para los que viven lejos y tienen que visitar la ciudad para trabajar o conseguir alimentos. Para las personas con capacidades diversas, las que necesitan servicios médicos de emergencia o para las ambulancias que transportan heridos. Camina, siente la sombra de los árboles, escucha tu entorno, mira a aquel de mayor edad que necesita ayuda para cruzar. Hazte parte de la naturaleza, hazte parte de la comunidad.